El fantasma



Hoy ha vuelto el fantasma a visitarme. Se mostró sonriente en la foto, sin embargo sé que hay una mueca de burla entre sus dientes. Por escasos minutos le lancé una mirada profunda y sentí que me hablaba. Señaló el escenario donde se encontraba en ese entonces y me echó en cara la miserable libertad que me gané con su partida.

Después de todo, tiene razón en el reproche.

¿Qué soy después de tanta lucha sino una antorcha apagada y dejada en el olvido por si falla la luz eléctrica?

¿Qué me cubre como no sean unas hojas de alcachofas secas que yo mismo conseguí hurgando en basureros ajenos?

¿Qué tengo sino mi profunda melancolía como acompañante cada noche de mi vida?¿No cargo, acaso, con un puñado de cicatrices que no sanan?

¿Por esto cambié mi vida de sorda?

¿No era preferible la tibieza de la vida, sin ardor, sin memoria a vivir esquivando la indiferencia que me he ganado?Me restregó su mirada hostil, detenida y escupió sobre mis poemas y soltó una carcajada.

Tu libertad para ser sombra –me dijo y volvió a reír.

Descubrí que estoy llena de miserias crudas, aún en una olla de hierro abandonadas, que mi lucha no es más que el sofoco diario por mantener la nariz fuera del agua, pero no salgo y que mis días son infinitamente solitarios esperando cariño.

El tuvo razón. La libertad no existe, la comodidad debe sobreponerse a la aventura y cercenar las alas. El vuelo es peligroso, lleva riesgos que no todos podemos asumir.Ahora soy yo quien quiere estar voluntariamente sola y no volver a hablar de libertad.

Después de todo, solo he hecho una involución involuntaria para terminar siendo un manojo de silencios de segunda que nadie quiere escuchar. Coloqué la foto boca abajo y ya no volví a escucharlo.

Comentarios

Sombra de mi sombra entre mis silencios…



Daniel O. Requelme



www.danielrequelme.com.ar

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