La niña de los ojos tristes
la que no puede ocultar la humedad
que hay en ellos,
la que describen como melancolía.
Ella es un jamás sin regreso,
una negación, un imposible,
una estampa de soledad transitoria, sin raíces.
Es una llovizna sin nubes,
un silencio que grita,
un cabello que destila congoja
sin que una mano le acaricie.
La niña de los ojos tristes,
decidió un día no maquillarlos más de ternura,
no mostrar lo que dicen,
no pedir compañía.
Los ojos tristes pertenecen a esas sombras
que habitan en sus lacrimales,
las que un día parecieron esconderse
ante el reflejo de una luz
que resultó artificial y que quemó sus fusibles
cambiándolos por represión.
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Daniel O. Requelme
www.danielrequelme.com.ar