Vínculo



Siento rabia. La rabia es conmigo. Esta lucha incesante contra este yo incrédulo y pacífico que intenta seducirme.
No han cesado los fantasmas. Un combate permanente me avisa que las huellas me acechan.
Hago preguntas, tal vez al viento. Algún componente debe haber fallado. ¿Es que las cosas del alma no aceptan mecanismos?
He intentado analizar estos fogonazos que, de momento, no parecían claros.
Una lluvia de luces pequeñas me cegó y, al final, el mismo cordón que creí desecho, me ata a lo que nunca supe si fue cierto.
Ni yo misma puedo comprender la naturaleza de esta visión absurda. En mi más superficial consciente, admito el error.
¿Qué extraño colgajo he dejado olvidado que aún late e intenta regenerarse?
¿No se, acaso que los cadáveres no renacen?
Tengo un ego demasiado voluble que se disputa mi voluntad y la destroza.
Le advierto paciente que se aleje. Suplico clemencia, silencio, soledad.
Y es el mismo sujeto quien me ata corto y ceñido al recuerdo, al vínculo o a mi.

Comentarios

Los fantasmas dificilmente cesan de acorsarnos a través del tiempo. Son persistentes. El ego en ocasiones hay que solaparlo para ver mejor. Buena tu rabia.
J. L. Maldonado dijo…
Los fantasmas dificilmente cesan de acorsarnos a través del tiempo. Son persistentes. El ego en ocasiones hay que solaparlo para ver mejor. Buena tu rabia.

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