Sangre

Un vacío de seres invade las sillas.
El aire gélido se expande y solo a mis pies se ubica.
La sangre despide un aroma elemental, particular,
de vida y de muerte.
A glóbulos, a plasma,
a una condición que creemos desconocer hasta que nos sucede.
Entonces sabemos lo frágil de la existencia.
En un solo instante, ese soplo se amenaza
y empequeñece el concepto, la silueta.
Una palabra basta para sabernos efímeros,
otra para dar gracias a lo divino.
En una minúscula porción invisible,
todo late, o nada, progreso o detrimento.
Huele a sangre, a plasma, a vida.
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