Látigo

Me desgajo siendo
una mujer de “siempre”.
Dificulto acostumbrarme
a no beber la savia que corre por mis desagües.
Una puerta de doble cerradura
Una puerta de doble cerradura
me deja siempre a la intemperie.
Tan solo quiero sus besos perversos,
un secuestro prohibido
mientras muerde mi verbo a oscuras
y se sumerge en mí, para mí,
de tramo en tramo, dedo a dedo.
Lo quiero analítico, pensativo,
Lo quiero analítico, pensativo,
atrevido o tímido, pero en mí.
Acunando la divina sensación
que ahora germina,
cuando lo salpico de este mutismo
obligado y escéptico.
Tan solo quiero pedirle
Tan solo quiero pedirle
que no me deje secar antes de la cosecha,
preguntarle con qué parte de su piel
he de quedarme en mi aislamiento,
aunque tenga el látigo inclemente de un silencio.
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