AFUERA DEL ASOMBRO AJENO

la realidad es un vértigo que huye
mientras los faroles apagados
son centinelas del reencuentro
la vida me lee en su rostro cercano
y me voy de mí
cuando puebla mi asombro
entregado
ingenuo
bajo el mayúsculo roce de un descaro
que corre silente en las aceras
demasiada es la palabra
que rueda sobre este pavimento
que nos sostiene venciendo labios arrebatados
así
ni un pliego de papel
tiene cabida entre nosotros
y es posible
que hasta suenen aplausos
del mundo que nos inaugura
entonces
me crezco
iluminada
en esta calle de París que se parece a todas
a nosotros
y mis labios se hacen nido entre los suyos
en la húmeda acrobacia de nuestra insolencia
Comentarios
Vi la foto y leí el poema, o al revés, eso es lo maravilloso de este poema. Los instantes son inmensos, tal cual nos lo cuentan las buenas fotos y los buenos poemas.