Tempestad

Voy a sorberme mis silencios uno a uno.
Tragaré en seco esas tormentas que me revuelcan,
restándome la paz, silbando feroces vientos,
dándome pequeños recesos en medio de la borrasca,
para luego arremeter con furia, azotando mi frágil cubierta, destrozando la tranquilidad, ahogando sueños, sumergiendo mis heridas en toda la sal que contiene el mar.
Aprovecharé la ausencia de los tifones
para cicatrizarme y reponerme,
hasta que un día, en un torbellino similar,
sea yo quien arrase en mi tempestad con todo
y entonces, ebria de pasiones,
decida dejar limpios los terrenos
de todos los escombros que aquel dejó a su paso.

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